domingo, 21 de abril de 2013

Silencio.


Estoy sentado en la oscuridad, completamente sólo. Silencio. Ni un sólo acorde, ni el silbido del viento, nada. Mis pensamientos se acostumbran a la calma. El beso de la locura hace mella en mí, los recuerdos, llegan atropellados a mi mente, seduciendo a la nostalgia, acariciando mis suspiros. Una estrella rebelde brilla sola en el firmamento, entona una triste balada, las nubes no se mecen en el cielo, la noche me arropa. el cielo, vestido con un atractivo vestido moteado con lágrimas. Una explosión de diminutas ánimas nos vigilan con sutileza, indagan nuestros secretos más profundos, sesgan nuestros sentimientos y nos hacen suspirar. El modesto cántico de una joven se cuela a través de mi ventana, penetra en mis oídos, mares de sensaciones acarician  el pálido rostro de la desesperación, gritos ahogados colman de soberbia la maldad del oscuro silencio. las lágrimas se mecen en el rostro sediento de la maldad. Me siento mecido por la cálida panacea del último sueño, del último silencio, el más puro de los silencios.

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